En el almacén de una pequeña pastelería habita un ser extraño y oscuro. Su misión es hacer pasteles, pero no tiene el don, y cada persona que come sus creaciones sufre terribles dolores de barriga y se caga por la patilla pa'bajo. Esta situación al principio le hacía sentir culpable, pero poco a poco, se sintió ofendido y al final, esa supuesta ofensa dio paso a un odio profundo hacia las personas que comen pasteles...
Dani estaba esperando a Christian para ir a la playa. Como de costumbre, Christian se retrasaba, así que Dani esperó un poco más mientras miraba los títulos de los libros del escaparate de Alcántara. Notó algo extraño, hay algunas personas con un color de piel un tanto atípico, en lugar del rosado habitual, la gente parecía verdosa. En ese momento llegó Christian y se lo comentó, decidieron dejar la playa para otro día, y se dedicaron a observarlos… Además de su aspecto extraño, todos iban con un pastel muy extraño en las manos, que no comían, sino que parecía que obedecieran sus órdenes. Cuando la librería contaba con unas cinco personas con pasteles, pasó lo peor. Atacaron al comerciante, rompiendo todo a su paso y robando sólo los libros de recetas de postres.
Dani y Christian decidieron utilizar sus poderes, transformándose en Asco y Suciedad, pero cuando fueron a atacar, los seres lanzaron pasteles que les bloquearon el paso, levantando una pared dulce. Christian utilizó su ataque Suciedad Corrosiva, pero cuando la pared de pastel se hubo disuelto ya no quedaba ni rastro de los seres.
- Corre –dijo Christian- tenemos que ir a avisar a Afri sin demora y ponernos a investigar este suceso.
- De acuerdo, Afri está ahora en el stand de cultura, démonos prisa.
Llegaron al trabajo de Afri y le comentaron lo acontecido. Afri decidió cerrar el stand y unirse a ellos para encontrar a esos seres, cuando de repente se dieron cuenta de que había seres verdosos con pasteles en las manos por todas partes, y todos con la misma actitud de obediencia al pastel.
Por alguna extraña razón, esos seres empezaron a rodear a
- ¡¡Debemos utilizar
- No podemos arriesgarnos a eso –replicó Afri- La última vez que la utilizamos se nos fue de las manos y casi matamos a personas inocentes.
- Es verdad, pero ahora es necesario –sentenció Christian-.
- ¡¡TRIPLE REPULSIÓN!! –exclamaron al unísono.
Al oír esas palabras, el pobre desgraciado lo contó todo, incluso más de lo que necesitaban…
Resultó que esos seres son masas pasteleras dotadas de vida por algún artificio desconocido, de buen corazón y nobles, pero hacen maldades porque están sometidas al control del pastel de sus manos. El engendro, ahora conocido como Guinda, les contó que quién estaba detrás de todo era Grasientus, el pastelero diabólico, sin perder más el tiempo, montaron en el coche oficial de la trinidad, un coche que funciona con los gases putrefactos desprendidos de la trinidad, y que cuenta con unos agujeros debajo de los asientos conectados a unos reactores, así cuando quieren más velocidad, sólo tienen que tirarse súper pedos, logrando así una aceleración grandiosa (pero con cuidado, porque si los pedos son muy fuertes, pueden viajar al futuro).
Llegaron a la cafetería sin problemas, todo parecía tranquilo, no sospechaban que dentro del almacén, Grasientus los esperaba con todas sus armas dispuestas…
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